Hoy vi una cosa muy bonita. bueno vi varias cosas muy bonitas.
Vi a una bebé hermosa que por un segundo me miró a los ojos. Vi a Zully, creciedno y jugando y todas sus cositas y juguetes y sobre todo a ella y como hace mucho mo me pasaba, anhelé tener a alguien así para mi, en mis brazos, un pedazo de mi para maravillarme con ella siempre, como cuaqndo veía a Cristina y a Laura creciendo y riendo y moviendose y siendo lo más hermosos sobre la Tierra.
Esa iglesis iluminada, sus vitrales en la noche y pensé, que bonito sería casarse en este sitio, ver desde afuera como te acercas y se ilumina el lugar. Después busqué fotos en internet y casi replicaban la imagen de esta noche (busqué las fotos porque no llevaba una cámara conmigo). Era como de cuento el lugar.
San Luis Gonzaga. Me quedé mirando el lugar y como una ironía, de la vida, desde enfrente donde estaba parada, sólo me rodeaba oscuridad y la suciedad de la gente que pasa a diario por ahí, mientras que, del otro lado, todo era glorioso y se llenaba de luz y esperanza.
Deseé tanto echar un vistazo dentro... me sentí como un mendigo.. supe como se sienten ellos.
Eché a andar sin saber porque el día de hoy mis pasoa me llevaron a ese sitio.
No debía estar ahí, no hoy.
Algunas de las frases de Luis Gonzaga fueron estas:
«¿Quién de los dos es más feliz?; ciertamente, yo».
«cuando uno tiene que vivir pocos años, Dios lo incita más a emprender tales acciones»
Al padre provincial, que llegó a visitarle horas antes de morir, le dijo:
- ¡Ya nos vamos, padre; ya nos vamos...!
- ¿A dónde, Luis?
- ¡Al Cielo!
- ¡Oigan a este joven! -exclamó el provincial- Habla de ir al cielo como nosotros hablamos de ir a Frascati.
De esos días que la casualidad te echa muchas cosas en cara y te reclama todo aquello que le quedaste a deber a la vida.
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