Abrió la caja de anhelos y tomó de ella los dos papeles con
los nombres de un varón y una dama, los sacó y caminó hacia el bosque en donde
estaban enterradas las cenizas de los otros. Retirando la nieve las encontró y
en el aire quemó uno a uno los papeles y pusos sus cenizas junto al resto.
No muy lejos de ahí estaba la otra caja. La que venían a
buscar los viajeros y aventureros, enterrada, y su contenido antes que morir se
desbordaba por el fondo de esta, enrraizandose en una tierra negra y fértil en
desgracia.
El Libro de Hoy- Sobre los sacrificios al viento
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