En la aviación las cajas negras se usan para poder saber qué pasó si un
avión tiene un accidente. Son las que registran el trayecto del avión y la
conversación de la cabina. De esta manera, los demás pueden saber qué fue lo
que pasó y porqué. ¿De qué sirve saber por qué? Para no cometer los mismos
errores, para saber de quién o de qué fue culpa. Para no especular, para, de
alguna manera, lograr paz mental y emocional. Para dejar ir.
Cuando entramos a una relación hay algo que registra nuestra trayectoria
en la relación, que registra las conversaciones, los momentos, los recuerdos,
las peleas, las sonrisas. Nuestra caja negra es la memoria, una memoria
pragmática y una memoria emocional. Las personas que están involucradas en la
relación, cada individuo que la conforma, tiene su propia caja negra. Cada uno
tendrá sus recuerdos porque cada quién vive todo distinto.
En el momento en el que se acaba una relación es hora de sacar nuestras
cajas negras. Cada quién tendrá que hacerlo por su lado. ¿Para qué? Paz mental.
Si no sabes qué pasó, no vas a poder dejarl@ ir. Si no entiendes por qué
sucedió el accidente, lo más seguro es que se repita. El problema es que
queremos compartir nuestras cajas negras con la otra persona que también estuvo
en el accidente, compararlas, juzgarlas. No sirve de nada. Cada quién tiene que
entender su propia trayectoria sin depender de otra. Nadie puede cambiar la
caja negra de la otra persona. Si chocó un avión no te sirve de nada checar la
caja negra de un tren.
Los problemas, los sentimientos, los actos, las memorias, son propias.
Si la vas a disecar, si la vas a juzgar, si la quieres entender, tienen que ser
sólo las tuya. Entenderte a ti en esa relación no preguntarte "¿Por qué lo
hizo?" "¿Por qué actuó así?" Porque son preguntas que tú nunca
podrás responder y eso es lo más cercano que se puede llegar a la locura.
No hay nada que dé más paz mental que poder responderte a ti mism@. No
hay nada que explique más un accidente que tu propia caja negra. Y todos, todos
tenemos una. El problema es saber abrirla.
Un
aplauso
Lo más
difícil de existir es relacionarse. Los seres humanos somos animales muy
complejos. No sólo tenemos que pensar en nuestra supervivencia física (como lo
hacen los demás animales) sino que tenemos que pensar en nuestra supervivencia
emocional, la más difícil de todas las supervivencias.
Cuando se trata de
alimentar el cuerpo nuestro instinto hace la mitad del trabajo. Cuando se trata
de alimentar al corazón nuestro instinto se ve nublado por nuestro intelecto,
nuestro pasado, nuestro presente, nuestra añoranza del futuro, nuestros
temores, nuestro…todo. Entonces, relacionarnos se vuelve un poco complicado. No
importa si son relaciones laborales, de amistad, de amor; la complicación
existe, en diferente medida, pero existe.
Clavémonos en las
relaciones amorosas. Cada vez que conoces a alguien, una parte del tiempo no
sabes qué haces, la otra parte no sabes ni qué dices y el resto no sabes ni qué
pasó. Vamos aprendiendo en el camino. Vamos agarrando pedazos de experiencias y
armando cualquier tipo de rompecabezas que podamos. A veces las piezas no
embonan pero las metemos a la fuerza. El rompecabezas tiene muchas figuras y
colores que no hacen sentido y otras que sí. Pero así vamos formando lo que
somos. Tu rompecabezas se trata de unir con el de otra persona, muchas veces
logrando una figura coherente, otras pareciendo una pintura surrealista de 6
millones de piezas que parecen imposibles de embonar; pero siguen tratando.
Al final todos
buscamos felicidad, la base de la supervivencia emocional. Y en esa búsqueda,
nos enamoramos, nos confundimos, nos caemos, nos levantamos…sobrevivimos.
Por eso, un
aplauso, una ovación de pie a tod@s l@s que hemos sabido sobrevivir
emocionalmente. Un aplauso a las personas que han pasado días llorando por
alguien mientras comían pizza fría y tomaban tequila. Un aplauso a las personas
que se colgaron de un mariachi mientas cantaban la canción que más dolía. Un
aplauso a las personas que a amanecieron crud@s durante un mes. Un aplauso a
todas esas personas que a pesar de todo están leyendo esto y siguen adelante.
Una ovación de pie para l@s que a pesar del madrazo, se volvieron a aventar. A
l@s que el escepticismo no l@s dominó y siguen creyendo que la siguiente será
diferente. Un aplauso a los seres humanos y sus corazones, que a pesar de todo
y con todo en contra, seguimos sobreviviendo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario