Para mi todo comenzó aquí. Supongo que debe
terminar aquí.
De una forma que aún no entiendo estoy atrapada
en esa barra, en esa cafetería, sola. De una forma que aún no entiendo creo que
tu también estas sentado ahí solo que nunca nos encontramos. En la noche en que
tu vas yo no voy y viceversa.
Aún así, por mas que intento ser la mujer de la
pareja que está atrás, termino siendo el tipo solitario de sombrero.
Se que el mail anterior que te envié te hirió.
La otra noche veía una película en TV y me pasó algo. Es la película más sosa
del universo y realmente jamás me ha gustado y sin embargo el personaje central
resumió en una corta escena todo lo que sentí y todo lo que lamento ahora.
En un instante ella agrede a alguien que es
bueno con ella y acto seguido se lleva la mano a la boca en un acto
inconsciente de querer retener las palabras o devolverlas a ese lugar del cual
salieron, aun sabiendo lo inútil que esto resulta. Ella se disculpa con él y
le dice que por aluna razón él logra
sacar lo peor de ella.
No creo que ese sea mi caso. Creo que tu has
logrado sacar gran parte de lo mejor de mi, sin embargo, y sin excusarme en
eso, creo que lo que siento por ti es algo que aun no se como manejar y en ese
proceso de aprendizaje te he dañado sin querer.
Me gustaría que
entendieras lo dolida que me sentí esa noche al verte andar lejos. Me gustaría
que entendieras el enorme deseo de abrazarte que sentía. Lo mucho que te había extrañado.
Esa noche estaba molesta, muy ofuscada. Me sentí traicionada por las horas que
te esperé e hice lo pero que pude para sacar mi ira: me fui en contra tuya
porque tu me había herido. Por alguna razón que no entiendo estaba acostumbrada
a tus reacciones impulsivas, pero jamás pensé que las mías fueran también así.
Eso dolió, de maneras que no puedo explicar y
sin embargo ahora, lo que mas me duele es saber que lo ultimo que te dije, mi
ultimo acto hacia ti, te provocó mas heridas de las que tenias antes de mi.
Odio que me odies, y odio que no me ames y odio haberte lastimado y me odio a
mi misma por eso.
Hace poco volvió al trabajo la maestra que perdió
a su pareja, apenas entró extendió los brazos hacía mi y ambas lloramos su pérdida.
Lo que ella no supo es que yo lloraba a la vez mi propia pérdida y de una forma
que no se como explicar entendí, que a pesar de que te había perdido, mi pérdida
era muy diferente a la de ella. Lo de ella es irremediable, lo nuestro no.
Y no lo mal entiendas, se que me has cerrado la
puerta a tu vida y he llegado a aceptar eso pero una parte de mi supo en eses
instante que si la muerte toca a mi puerta o a la tuya, ninguno de los dos querría
irse con este sentimiento al otro lado y eso me dio una cierta paz que no sentía
desde mucho atrás.
Tu me dijiste que si algo
me molestaba te lo dijera y lo hice. No lo hice bien, ni de la mejor manera y
ese fue mi error. Se que lo que te dije te lastimó pero tu indiferencia y el
que cierres las puertas a quienes te aman también duele y lastima de muchas e
inexplicables formas. Jamás en mi vida había tenido tanto miedo como el miedo
que sentí de amarte. El perderte es devastador. El que me hayas herido a estas
alturas es lo que menos me importa, me importa que tú hayas salido herido por
mi causa.
A veces siento que uno va por la vida con el corazón
en la mano y la daga en el otro. El problema es que sin importar todo lo que el
corazón haga, si lo ultimo que hacemos a aquellos que amamos es atacarlos con
la daga, sin importar todo lo que el corazón haya hecho, solo recordarían la
daga.
Bueno, Oz, tu también usaste la daga conmigo y
yo sigo recordando el corazón. Realmente tenia, tengo esperanzas de que las
cosas se puedan arreglar entre nosotros, si no hoy, algún día y si bien ninguno
de los planes que teníamos juntos se llevaran a cabo, aun así tengo esperanzas
de que algún día puedas verme sin rencor y recordar todo lo demás, no solo por
mi, sino por ti. Se lo que nos hace el rencor y el miedo y no deseo eso para
ti.
En la carta que te
escribí originalmente cuando fuimos a Starbucks puse esto:
Entiendo que no te di quizás lo
que tú necesitabas y en esos casos debo aceptar la pérdida y aún más creer en
un bien superior. Creer que hay una razón por la cual TÚ Y YO nos cruzamos en
la vida y que Dios no me puso delante de ti (literalmente en un salón de
clases) para que lo nuestro fuera en vano.
Creo también que Dios no nos puso aquí para herirnos el uno al otro una
y otra vez.
Esa noche hablé con mi
mamá y me hizo ver muchas cosas. Para cuando quise arreglarlo ya era demasiado
tarde, tu mensaje estaba ya en mi celular. Supe que no había vuelta de página.
Y supe que no sabría como arreglarlo y que iba a hacer lo que estuviera en mis
manos para hacerlo, aun si eso implicaba desaparecer de tu vida. Me hubiera
gustado que me llamaras, que me buscaras, que fueras tu el que me mandara
mensajes, pero no fue así y esta bien. Yo sentí esa necesidad y por eso lo
hice. Tú me extrañabas y sufrías a tu manera. Ojala hubiéramos hecho las cosas
mejor.
Necesito que sepas esto:
Siempre vas a ser el chico que se quitó la
camiseta para que yo no tuviera frío en
el cine.
Siempre serás el que me cantó “I don't wanna miss a thing” al oído
mientras me acurrucaba a tu lado.
Cada
vez que tomaba tu mano o te besaba el mundo se detenía para mí y todo, todo era
perfecto. Como esa escena en la cual
Joel le dice a Clem que podría morir en ese instante y estaría bien.
Eres
el único capaz de calmar mi alma tras las guerras de cada día y acallar mis
demonios. El único capaz de hacerme confiar en que nada me iba a dañar mientras
dormía.
Siempre
serás todo eso y cientos de cosas más.
Una parte de mi quiere creer que te odia; una
madrugada tras haber sido herida por mi madre te dije que en un millón de años
ya no existiría y que por lo tanto en realidad no importaba. Tu me contestaste
que si importaba, que importaba ahora porque me dolía. En ese instante algo
cayó dentro de mí y por más que quise reconstruir esas barreras no pude y entendí
que era inútil. Las habías derribado para siempre. Ahora mismo no se si odiarte
por eso o agradecerte. Sigo siendo optimista, así que gracias, Oz. Lo único que
lamento es que ahora mismo esas barreras del pasado no están para salvarme del
dolor que siento, y aun así, no cambiaria lo vivido contigo por nada, ni si
quiera el dolor. No puedes separar una parte de la otra y me costó entender
eso. Aun me duele saber que no soy la única
que te he herido pero si la única a la que has decidido no volver a dar una
oportunidad ¿qué diferencia hay, Oz?
¿Por qué yo no me merezco ser perdonada? ¿por qué de entre todas las
personas es a mí a quien echaste para siempre? Eso también duele Oz y aunque se
que merezco ser herida, no se porque no merezco ser perdonada. Supongo que es
porque lo ultimo que salio de mí fue una daga ¿verdad?
Sigo extrañándote a mi lado en la cama y a mi lado en el sofá. La comida
no me sabe igual y todo en este mundo me recuerda a ti.
No hay una sola cosa en
mi vida en la que no estés tú.
Creo que cuando leí tu mensaje esa noche escuche tu voz diciendo eso
frente a mí. Supe lo que era desear desaparecer de la faz de la tierra en ese
instante.
Nada
he deseado mas en mi vida que verte frente a mi puerta dispuesto a hablar
conmigo, dispuesto a algo, a no odiar, a no herir. A perdonarme y entender que fallé
en eso de no herir lo que amas y que de una forma tu también fallaste Oz. Creo
que a veces me odias por eso, por ser la mujer cabrona que quieres (o querías)
en tu vida y por estar dispuesta a llegar hasta el final por ti, inclusive a
decirte cuanto puedes herir a alguien proponiéndotelo o no. Perdón si me pase
de cabrona, Oz. Aun así, necesitaba decírtelo, y se ahora que hubiera sido mas fácil
así, pero lo diré, me heriste y con todo y daga aun clavada, tu corazón es lo único
que escucho a través del espacio vacío que es mi mundo, mi vida hoy.
¿Recuerdas lo de las garantías? Lamento no
haberte dado ninguna que fuera suficiente, excepto mi amor. Es lo único que tenia. Aun así, recuerdo que
una vez te dije lo siguiente “Jamás te heriré a propósito, y cuando lo haga sabrás
que de una forma u otra es porque te amo”. Eso fue mucho antes de que tú y yo fuéramos
lo que somos ahora y aun más, lo que fuimos antes de todo este caos. Supongo
que esa es la única garantía que te di. Lo siento, por lo pésimo de la misma
pero es cierto, te herí porque te amo y aun así, no debió ser de esta forma.
Se que no es tiempo ni modo, se que si pudiera
devolver lo que dije al sitio de donde salio lo haría y pondría mi mano sobre la boca para que no dejarlas
salir de esa forma. Aun así, si algún día
sientes que puedes volver a confiar en mi, hazlo. No lo dudes por favor. Se que
no es lo que esperas leer de mi, y que en definitiva no es lo que harás como primera cosa en la mañana,
pero te suplico, si alguna vez piensas que puedes volver a confiar en mi,
hazlo. De la misma forma en que leías mis mensajes y no sabías que contestar,
un simple “hola” hubiera bastado Oz. Un simple “hola” y… Si algún día crees poder hacerlo, hazlo por
favor.
En pocas palabras, te sigo amando Oz. Con todo
y todo.
Estaba dormida, muerta antes de ti. Jamás pensé
que esto podría ser posible hasta que te conocí. No creí que tú y yo pudiéramos
ser posibles y jamás creí llegar a amarte de la forma en que lo hago. No me
arrepiento de amarte y no me arrepentiré nunca: si pongo en balanza todo, el
amor y el dolor, el amor sigue ganando aunque entiendo que el dolor es una forma
de cuidarnos.
Gracias por enseñarme
a saltar sin red una vez más. Por tener un corazón tan grande para hacer que el
mío reviviera. A pesar del golpe, no cambiaría lo vivido contigo por nada. Ojala
y algún día puedas perdonarme y abrirme la puerta de tu vida una vez más, que
Dios te bendiga y te traiga todo eso que mereces. Te amo, Oziel y eres sin duda
único.
Terminé el último mail con esta frase y creo
que de una forma u otra este también termina así:
Una
parte de mi todavía sigue en el taxi Oziel, rumbo a tu casa, con mi fe en ti,
con mis esperanzas, con mi sonrisa de idiota, con tu regalo en mi regazo, con
mi amor con un moño, en un maldito Wonderland Cab como todos los demás que me
trajeron a esta noche de mi vida.
De una forma u otra sigo ahí y se que tengo que
irme de ahí, pero no se como así que supongo que hasta que lo averigüe, seguiré
ahí hasta solo Dios sabe cuanto tiempo mas.
Me doy cuenta que de una forma u otra sigo peleando por ti, sin
garantías de tu parte ni de la mía, sin nada a favor. Sin nada que perder ya,
ni dignidad es u orgullos de por medio, porque creo que pelear por lo que
creemos no es rebajarse, y creo en ti. Peleo por ti, aun si los resultados de
esta lucha no los veo en esta vida sino en la otra, aun si me hago vieja y nada
llega, mi fe sigue en ti, Oziel. A pesar
de que me dijiste “ya no insistas, déjame en paz y ya no vuelvas a mi vida”. Te
dije que yo peleaba a morir por lo que amo. Heme aquí, aun si esto se acabó, la
vida me ha enseñado más en estos días de la fe en los imposibles, de cómo estos
se cumplen, de cómo el amor, cuando es real, es mas grande que cualquier daga y
herida, que es un puente capaz de derribar los muros mas altos y cruzar las
fronteras de esta vida y de este tiempo. Debo ser masoquista o solo loca,
(aunque a esa conclusión ya habíamos llegado antes), corazón mío, aun así,
peleo por ti, y creo en ti. Dios si creo en ti. Aunque no seas para mi, creo en
ti, Oziel.
De una forma sigo en la barra del café hasta
que me echan de esta cada noche. Solo por si acaso, o quizás solo porque creo
en ti y en tu corazón que es mas grande que cualquier daga que me haya herido.
Maybe one day you will forgive
me, and we can find a way to be together without hurting each other. Maybe next
time, maybe in other life, maybe in another life. I’m sure I’ll still love you.
No le pongo
fecha a esta carta.
Tengo
demasiadas noches escribiéndola y por fin pude hacerlo.
Doy gracias
a Dios de poder escribirla por fin y
ruego porque la leas y eso sirva de algo en tu
vida.
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