viernes, 14 de agosto de 2015

NOCTURNA

...sintió náuseas, no por el olor ni por lo que veía, sino por la certeza de que Dios ya no estaba en su corazón.


Y a medida que sus salvadores invisibles caían abatidos por las balas, Setrakian corrió hasta quedar exánime, y entonces empezó a llorar... pues aunque Dios estuviera ausente, él había encontrado al hombre. Al hombre asesino del hombre, pero también al hombre como salvador del hombre; horrores y bendiciones entregados por manos anónimas.
Todo era una cuestión de elección
Nocturna, Del Toro & Hogan.

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