lunes, 19 de octubre de 2009

UNA NOCHE EN EL PARQUE




Salí a caminar anoche.

Borré tus mensajes de texto (inclusive ese en el que me decías que recordabas mi risa).
Me subí a tres columpios.
Le pedí a Dios que me enseñara a volar.
Encontré una moneda.

Lorena V. me dijo que eso que llamamos "señales" son cosas que siempre están ahí, es solo que como no las estamos buscando, jamás las vemos.

Esa noche pasé tres veces por el mismo sitio y fue hasta la tercera ocasión que encontré una moneda junto a dos ancianos que estaban sentados en una banca. Quizás siempre estuvo ahí y yo no la vi hasta que me fijé; quizás alguien la dejó caer tras haber pasado yo la segunda vez y era mi misión del día encontrarla. No lo se y jamás tendré forma de averiguarlo en la vida así que ¿en qué decido creer entonces? ¿en que esa moneada estuvo ahí todo el tiempo frente a mi y no la ví o en que alguien la dejó ahí para que yo al recogiera? ¿en que alguien tuvo que perderla para que fuera yo quien la encontrara?

sigo sin saber que responder porque mi fe me dice que Dios no nos puso aquí al azar, de igual forma que cada grieta en el camino que recorrí tres veces ayer no es casualidad. Mi razón me dice otra cosa. sin embargo, por un instante tras haberla rogado a Dios que me enseñara a volar en tres columpios diferentes, fue hasta el tercero que no me fui de bruces y creo que no solo fue por empezara a agarrarle la maña.

Se sintió bien caer en dos pies esta vez.

También se sintió bien que al regresar me sentía más ligera y cargaba menos. Será porque di por terminada mi relación en ese parque es noche. Él no estaba ahí, ni si quiera me escuchó o contestó, pero di por cerrado ese capítulo de mi vida y al final, regresé a casa, sin el peso de la tristeza de esa relación sobre mis hombros y sin el peso del rencor o la culpa.


En el verdadero amor no hay temor porque echa afuera el temor.

Si yo hablase lenguas humanas y angélicas
y no tengo amor, vengo a ser como metal
que resuena o címbalo que retiñe.

Y si tuviese profecía y entendiese todos los
misterios y toda ciencia, y si tuviese toda la
fe de tal manera que trasladase los montes,
y no tengo amor, nada soy.

Y si repartiese todos mis bienes para dar a
comer a los pobres y si entregase mi cuerpo
para ser quemado y no tengo amor,
de nada me sirve.

El amor es sufrido, es benigno; el amor no
tiene envidia, el amor no es jactancioso,
no se envanece; no hace nada indebido,
no busca lo suyo, no se irrita, no guarda
rencor; no se goza de la injusticia,
mas SE GOZA DE LA VERDAD.

Todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera,
todo lo soporta.

Las profecías se acabarán, cesarán las
lenguas y la ciencia se acabará, pero el
amor nunca dejará de ser.

Porque en parte lo conocemos y en parte lo
profundizamos; mas cuando venga el Amor
perfecto, entonces lo que es en parte
se acabará.

Y de los tres que ahora permanecerán,
la fe, la esperanza y el amor, el mayor
de ellos es el amor.

Corintios 13


Deja de guardarte la ropa para el viaje de regreso. Ama ahora, nada ahora, llora ahora, ríe ahora, vive ahora. Vive y hazlo libre de la mentira y el temor, de otra forma solo es vivir a medias y nadie merece eso.

Mucho menos tu.



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