miércoles, 10 de mayo de 2017

10/05/2017

Estaba tan cansada que me quedé dormida como a las 8 pm. Desperté en punto de las 3:33 am y ya saben lo que dicen, es la hora del demonio y así fue. Pero no fueron los que dice la gente o quizás si... No lo sé. Todo depende de que demonio tenga uno adentro o persiguiéndole. El mío es el del pasado, ese que aparece como una foto ocasional en los newsfeeds, o un like de vez en cuando. O ese que te provoca la kinestecia nostálgica de escuchar o recordar una palabra y que todos los sabores lleguen como regusto de la cena de hace rato, y sus olores y sus sonidos, remanentes de la última vez que la pronunciaste en un tiempo lejano. Es como viajar en el tiempo sin moverte, el hoy desaparece y terminas viendo como las capas de tiempo se van una a una en reversa hasta que una vez más te azota el viento la cara en lo alto de un edificio mientras el atardecer de hace miles de días consume lo que resta de luz y tu observas ese cerro, y aspiras ese aire fresco que siempre extrañas y oyes en tu mente esa voz ronca otra vez y te tomas un segundo para degustar su sonido antes de voltear tu rostro y encontrarlo de pie a tu lado contemplando el mismo paisaje mientras esperas tu clase de psicología.

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