jueves, 23 de mayo de 2013

6 minutos de amor eterno

Hoy, en uno de mis soliloquios de baño pensaba en como es mi vida contigo. En como pasamos de una cosa a otra y, en como todavía cuando te conocí, creía en la remotísima posibilidad del amor eterno. 

Ahora sé lo que es y como sólo se vuelve hastío y tedio, rutina y muerte lenta y dolorosa. Caminando de regreso a casa cada día me siento como babosa sobre sal... agonizante hago mi camino al fin, sabiendo que es mi muerte a cada paso.

Y pensaba en las cosa que te quiero decir; en como odio que me digas que vas a lavar la ropa y no lo haces, en que detesto hacer las cosas yo y saberme sola a tu lado; en la desesperanza de mis batallas armada con escoba, trapeador y un sartén como escudo. Pensaba en las batallas del hogar, de la mugre, de la mancha, de las montañas insondeables de trastes sucios y en los botes de basura atiborrados que nunca se vacían solos para mi. En la montaña de cosas acumuladas por todos lados, cubiertas de polvo y pelo de gato y en las ganas que tengo de gritar a todo pulmón y echarlo todo afuera, sin miramientos, remordimientos, ni detenimiento. Sin extrañar nada. Sin echar de menos una sola cosa. 

Y quedarme nada más con mis gatos, en una casa muy vacía pero más llena de cosas que me importan. 


No hay comentarios:

Publicar un comentario