martes, 28 de enero de 2014

OZ LAST

Nighthawks, Edward Hopper, 1942.



Para mi todo comenzó aquí. Supongo que debe terminar aquí.

De una forma que aún no entiendo estoy atrapada en esa barra, en esa cafetería, sola. De una forma que aún no entiendo creo que tu también estas sentado ahí solo que nunca nos encontramos. En la noche en que tu vas yo no voy y viceversa.

Aún así, por mas que intento ser la mujer de la pareja que está atrás, termino siendo el tipo solitario de sombrero.

Se que el mail anterior que te envié te hirió. La otra noche veía una película en TV y me pasó algo. Es la película más sosa del universo y realmente jamás me ha gustado y sin embargo el personaje central resumió en una corta escena todo lo que sentí y todo lo que lamento ahora.

En un instante ella agrede a alguien que es bueno con ella y acto seguido se lleva la mano a la boca en un acto inconsciente de querer retener las palabras o devolverlas a ese lugar del cual salieron, aun sabiendo lo inútil que esto resulta. Ella se disculpa con él y le  dice que por aluna razón él logra sacar lo peor de ella.

No creo que ese sea mi caso. Creo que tu has logrado sacar gran parte de lo mejor de mi, sin embargo, y sin excusarme en eso, creo que lo que siento por ti es algo que aun no se como manejar y en ese proceso de aprendizaje te he dañado sin querer.

Me gustaría que entendieras lo dolida que me sentí esa noche al verte andar lejos. Me gustaría que entendieras el enorme deseo de abrazarte que sentía. Lo mucho que te había extrañado. Esa noche estaba molesta, muy ofuscada. Me sentí traicionada por las horas que te esperé e hice lo pero que pude para sacar mi ira: me fui en contra tuya porque tu me había herido. Por alguna razón que no entiendo estaba acostumbrada a tus reacciones impulsivas, pero jamás pensé que las mías fueran también así.

Eso dolió, de maneras que no puedo explicar y sin embargo ahora, lo que mas me duele es saber que lo ultimo que te dije, mi ultimo acto hacia ti, te provocó mas heridas de las que tenias antes de mi. Odio que me odies, y odio que no me ames y odio haberte lastimado y me odio a mi misma por eso.

Hace poco volvió al trabajo la maestra que perdió a su pareja, apenas entró extendió los brazos hacía mi y ambas lloramos su pérdida. Lo que ella no supo es que yo lloraba a la vez mi propia pérdida y de una forma que no se como explicar entendí, que a pesar de que te había perdido, mi pérdida era muy diferente a la de ella. Lo de ella es irremediable, lo nuestro no.

Y no lo mal entiendas, se que me has cerrado la puerta a tu vida y he llegado a aceptar eso pero una parte de mi supo en eses instante que si la muerte toca a mi puerta o a la tuya, ninguno de los dos querría irse con este sentimiento al otro lado y eso me dio una cierta paz que no sentía desde mucho atrás.

Tu me dijiste que si algo me molestaba te lo dijera y lo hice. No lo hice bien, ni de la mejor manera y ese fue mi error. Se que lo que te dije te lastimó pero tu indiferencia y el que cierres las puertas a quienes te aman también duele y lastima de muchas e inexplicables formas. Jamás en mi vida había tenido tanto miedo como el miedo que sentí de amarte. El perderte es devastador. El que me hayas herido a estas alturas es lo que menos me importa, me importa que tú hayas salido herido por mi causa.

A veces siento que uno va por la vida con el corazón en la mano y la daga en el otro. El problema es que sin importar todo lo que el corazón haga, si lo ultimo que hacemos a aquellos que amamos es atacarlos con la daga, sin importar todo lo que el corazón haya hecho, solo recordarían la daga.

Bueno, Oz, tu también usaste la daga conmigo y yo sigo recordando el corazón. Realmente tenia, tengo esperanzas de que las cosas se puedan arreglar entre nosotros, si no hoy, algún día y si bien ninguno de los planes que teníamos juntos se llevaran a cabo, aun así tengo esperanzas de que algún día puedas verme sin rencor y recordar todo lo demás, no solo por mi, sino por ti. Se lo que nos hace el rencor y el miedo y no deseo eso para ti.

En la carta que te escribí originalmente cuando fuimos a Starbucks puse esto:

Entiendo que no te di quizás lo que tú necesitabas y en esos casos debo aceptar la pérdida y aún más creer en un bien superior. Creer que hay una razón por la cual TÚ Y YO nos cruzamos en la vida y que Dios no me puso delante de ti (literalmente en un salón de clases) para que lo nuestro fuera en vano.

Creo también que Dios no nos puso aquí para herirnos el uno al otro una y otra vez.

Esa noche hablé con mi mamá y me hizo ver muchas cosas. Para cuando quise arreglarlo ya era demasiado tarde, tu mensaje estaba ya en mi celular. Supe que no había vuelta de página. Y supe que no sabría como arreglarlo y que iba a hacer lo que estuviera en mis manos para hacerlo, aun si eso implicaba desaparecer de tu vida. Me hubiera gustado que me llamaras, que me buscaras, que fueras tu el que me mandara mensajes, pero no fue así y esta bien. Yo sentí esa necesidad y por eso lo hice. Tú me extrañabas y sufrías a tu manera. Ojala hubiéramos hecho las cosas mejor.

Necesito que sepas esto:

Siempre vas a ser el chico que se quitó la camiseta para que yo  no tuviera frío en el cine.                 
                                                                                                           
  Siempre serás el que me cantó “I don't wanna miss a thing” al oído mientras me acurrucaba a tu lado.  
                                                                                                     
Cada vez que tomaba tu mano o te besaba el mundo se detenía para mí y todo, todo era perfecto.   Como esa escena en la cual Joel le dice a Clem que podría morir en ese instante y estaría bien.      
Eres el único capaz de calmar mi alma tras las guerras de cada día y acallar mis demonios. El único capaz de hacerme confiar en que nada me iba a dañar mientras dormía.                            
Siempre serás todo eso y cientos de cosas más.                                                                                                                       
Una parte de mi quiere creer que te odia; una madrugada tras haber sido herida por mi madre te dije que en un millón de años ya no existiría y que por lo tanto en realidad no importaba. Tu me contestaste que si importaba, que importaba ahora porque me dolía. En ese instante algo cayó dentro de mí y por más que quise reconstruir esas barreras no pude y entendí que era inútil. Las habías derribado para siempre. Ahora mismo no se si odiarte por eso o agradecerte. Sigo siendo optimista, así que gracias, Oz. Lo único que lamento es que ahora mismo esas barreras del pasado no están para salvarme del dolor que siento, y aun así, no cambiaria lo vivido contigo por nada, ni si quiera el dolor. No puedes separar una parte de la otra y me costó entender eso.  Aun me duele saber que no soy la única que te he herido pero si la única a la que has decidido no volver a dar una oportunidad ¿qué diferencia hay, Oz?  ¿Por qué yo no me merezco ser perdonada? ¿por qué de entre todas las personas es a mí a quien echaste para siempre? Eso también duele Oz y aunque se que merezco ser herida, no se porque no merezco ser perdonada. Supongo que es porque lo ultimo que salio de mí fue una daga ¿verdad?                                                                                                                              

Sigo extrañándote a mi lado en la cama y a mi lado en el sofá. La comida no me sabe igual y todo en este mundo me recuerda a ti. 

No hay una sola cosa en mi vida en la que no estés tú.                                   
                                                                                     
Creo que cuando leí tu mensaje esa noche escuche tu voz diciendo eso frente a mí. Supe lo que era desear desaparecer de la faz de la tierra en ese instante.     
                                                                                                            
Nada he deseado mas en mi vida que verte frente a mi puerta dispuesto a hablar conmigo, dispuesto a algo, a no odiar, a no herir. A perdonarme y entender que fallé en eso de no herir lo que amas y que de una forma tu también fallaste Oz. Creo que a veces me odias por eso, por ser la mujer cabrona que quieres (o querías) en tu vida y por estar dispuesta a llegar hasta el final por ti, inclusive a decirte cuanto puedes herir a alguien proponiéndotelo o no. Perdón si me pase de cabrona, Oz. Aun así, necesitaba decírtelo, y se ahora que hubiera sido mas fácil así, pero lo diré, me heriste y con todo y daga aun clavada, tu corazón es lo único que escucho a través del espacio vacío que es mi mundo, mi vida hoy.

¿Recuerdas lo de las garantías? Lamento no haberte dado ninguna que fuera suficiente, excepto mi amor.  Es lo único que tenia. Aun así, recuerdo que una vez te dije lo siguiente “Jamás te heriré a propósito, y cuando lo haga sabrás que de una forma u otra es porque te amo”. Eso fue mucho antes de que tú y yo fuéramos lo que somos ahora y aun más, lo que fuimos antes de todo este caos. Supongo que esa es la única garantía que te di. Lo siento, por lo pésimo de la misma pero es cierto, te herí porque te amo y aun así,  no debió ser de esta forma.

Se que no es tiempo ni modo, se que si pudiera devolver lo que dije al sitio de donde salio lo haría y pondría  mi mano sobre la boca para que no dejarlas salir de esa forma.  Aun así, si algún día sientes que puedes volver a confiar en mi, hazlo. No lo dudes por favor. Se que no es lo que esperas leer de mi, y que en definitiva  no es lo que harás como primera cosa en la mañana, pero te suplico, si alguna vez piensas que puedes volver a confiar en mi, hazlo. De la misma forma en que leías mis mensajes y no sabías que contestar, un simple “hola” hubiera bastado Oz. Un simple “hola” y…  Si algún día crees poder hacerlo, hazlo por favor. 

En pocas palabras, te sigo amando Oz. Con todo y todo.

Estaba dormida, muerta antes de ti. Jamás pensé que esto podría ser posible hasta que te conocí. No creí que tú y yo pudiéramos ser posibles y jamás creí llegar a amarte de la forma en que lo hago. No me arrepiento de amarte y no me arrepentiré nunca: si pongo en balanza todo, el amor y el dolor, el amor sigue ganando aunque entiendo que el dolor es una forma de cuidarnos.

Gracias por enseñarme a saltar sin red una vez más. Por tener un corazón tan grande para hacer que el mío reviviera. A pesar del golpe, no cambiaría lo vivido contigo por nada. Ojala y algún día puedas perdonarme y abrirme la puerta de tu vida una vez más, que Dios te bendiga y te traiga todo eso que mereces. Te amo, Oziel y eres sin duda único.

Terminé el último mail con esta frase y creo que de una forma u otra este también termina así:

Una parte de mi todavía sigue en el taxi Oziel, rumbo a tu casa, con mi fe en ti, con mis esperanzas, con mi sonrisa de idiota, con tu regalo en mi regazo, con mi amor con un moño, en un maldito Wonderland Cab como todos los demás que me trajeron a esta noche de mi vida.

De una forma u otra sigo ahí y se que tengo que irme de ahí, pero no se como así que supongo que hasta que lo averigüe, seguiré ahí hasta solo Dios sabe cuanto tiempo mas.  Me doy cuenta que de una forma u otra sigo peleando por ti, sin garantías de tu parte ni de la mía, sin nada a favor. Sin nada que perder ya, ni dignidad es u orgullos de por medio, porque creo que pelear por lo que creemos no es rebajarse, y creo en ti. Peleo por ti, aun si los resultados de esta lucha no los veo en esta vida sino en la otra, aun si me hago vieja y nada llega, mi fe sigue en ti, Oziel.  A pesar de que me dijiste “ya no insistas, déjame en paz y ya no vuelvas a mi vida”. Te dije que yo peleaba a morir por lo que amo. Heme aquí, aun si esto se acabó, la vida me ha enseñado más en estos días de la fe en los imposibles, de cómo estos se cumplen, de cómo el amor, cuando es real, es mas grande que cualquier daga y herida, que es un puente capaz de derribar los muros mas altos y cruzar las fronteras de esta vida y de este tiempo. Debo ser masoquista o solo loca, (aunque a esa conclusión ya habíamos llegado antes), corazón mío, aun así, peleo por ti, y creo en ti. Dios si creo en ti. Aunque no seas para mi, creo en ti, Oziel.

De una forma sigo en la barra del café hasta que me echan de esta cada noche. Solo por si acaso, o quizás solo porque creo en ti y en tu corazón que es mas grande que cualquier daga que me haya herido.

Maybe one day you will forgive me, and we can find a way to be together without hurting each other. Maybe next time, maybe in other life, maybe in another life. I’m sure I’ll still love you.


No le pongo fecha a esta carta.
Tengo demasiadas noches escribiéndola y por fin pude hacerlo.
Doy gracias a Dios de poder escribirla por fin y
 ruego porque la leas y eso sirva de algo en tu vida.

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